sábado, 18 de abril de 2009

Gracias por leerme

Es sumamente interesante lo que se puede observar en los autobuses del servicio público.
Siempre tengo la mala/buena/extraña costumbre de ir observando a todos lados cuando voy en el bus, ver a la gente que se sube, baja, cambia de asiento, que se va parada...en fin, casi siempre psicoanalizo a toda la mara del bus.

Eso me ha permitido establecer un horario prudente para abordarlo, no sólo por lo conveniente en cuento a la comodidad, sino también por lo peculiar de las historias que dentro del mismo se entrelazan.

Ayer me subí al autobus de las 5:45 p.m. como religiosamente lo hago, para retornar a mi casa. Como muy bien lo había estudiado, iba medio vacío. Logré asiento muy rápido y me dispuse a disfrutar del trayecto. Pero en una de las paradas del centro mi viaje se vio repentinamente perturbado.

A mi me gusta sentarme a la orilla del asiento. De preferencia un asiento en el cual solo yo vaya. Pero si alguien me pide compartir el asiento con él o ella, lo hago. Claro, siempre busco quedar en el orilla...((Cuestión aparte)).

El bus iba medio lleno. Habían varios asientos vacíos y otros que, al igual que el mío, solo iban ocupados por una persona. En ese momento, en una concurrida parada del centro de Santa Ana, varias personas comenzaron a subir y a ocupar los asientos vacíos. En pocos segundos el bus ideal pasó a ser un bus normal.

Yo estaba tranquilamente meditando sobre la inmortalidad del cangrejo en mi asiento, cuando una tipa bastante robusta, alta, con facciones muy poco femeninas, con un corte de cabello bastante varonil y vestida de una manera que poco o nada ayudaba a resaltar su femenidad, se acercó hacia mi asiento. Yo supuse que quizás querría sentarse conmigo y esperé, ingenuamente, a que de su boca saliera la frase: "Me regala permiso por favor". Todo esto partiendo del hecho que "no hay que juzgar al frasco por su envoltorio".

Sin embargo, mayor fue mi sorpresa cuando la tipa se paró justo a mi lado dando golpazos muy fuertes con los zapatos de cuero que llevaba y me expresó con una voz ronca que trataba de asemejarse a una voz masculina: "O te hacés para la ventana o me dás permiso".

Me quedé estupefacta.
"WTF!" Fue mi primera expresión mental. ¿Dónde quedaron las buenas costumbres, los buenos modales, la educación? ¿En qué momento el "por favor" es mucho pedir?

Admito que analicé muchas cosas. La primera, si ni mi mamá me habla de esa manera, ¿de dónde viene una tipa con identidad sexual desconocida a hablarme así? Luego, ¿de cuándo acá ella y yo comemos en el mismo plato para que me hable con esas confiancitas?
Es decir, me friquió.
Debo confesar que me dio miedo que me hiciera algo, por lo que me hice al lado de la ventana y la dejé sentarse en la orilla. No dijo ni gracias siquiera.

A las cuatro paradas se bajó así como se me acercó. Se levantó súbitamente y no medió palabra.

Ahora me pregunto:
¿Será que ella cree que al hablar así ganará el respeto que quizás no tiene?
¿Será que ella piensa que eso le quitará ese par de notables rasgos femeninos que no puede ocultar?
¿Para cualquier heterosexual, homosexual, bisexual, travesti o centauro será mucho pedir los buenos modales?

Sea como sea lamento comunicarle vía internet a la señora o señorita, porque SÍ, le informo que a pesar de que se corte el cabello estilo pato bravo, use camisas a rayas de diseñador barato, use jeans de corte masculino y zapatos de ranchero, USTED, SÍ... USTED ES MUJER.

MORALEJA:

Hombre o mujer, gay o no, hiperactivo o emo, ninfómano o vírgen: los buenos modales NO SE DEBEN PERDER.

Pedir las cosas por favor, decir gracias, con permiso, ceder el paso, ceder el asiento a mujeres embarazadas, a mujeres con niños en brazos, a personas de la tercera edad, minusválidos o personas con capacidades especiales, etc, etc, etc,... son solo algunos de ellos. O por lo menos en el interior de un bus.

Aunque al final no importa tanto si se aceptan tal como son o no. Por lo menos saluden o sonrían para que uno no repare en su confusión de identidad, pero sí uno se impacte porque resultan ser personas agrabables.

2 comentarios:

Cc¡ dijo...

Adonde quedaron los modales de la gente?? Que tipa tan rara esa lastimosamente la forma en que quiere ganar respecto no la llevara a nada bueno.

Ricardo Hernández Pereira dijo...

Yo tengo buenos modales