sábado, 14 de marzo de 2009

¡Al fin!

Hoy finalicé el fantabuloso Diplomado en Moral y Ciudadanía.
Al final de cuentas, levantarme temprano todos los sábados para ir a clases, en las cuales mis compañeros eran nada más y nada menos que los catedráticos que alguna vez me dieron clases, valió la pena. Me terminó gustando. La graduación será el próximo 9 de mayo.

Como era el último día, primero hicimos el examen final que resultó ser grupal. Eso benefició a muchos -me incluyo- que no pudimos estudiar por diversos motivos. Creo que en mi grupo salimos airosos. El tema que nos tocó analizar estaba fácil y, además, nos dejó utilizar el material. Yo creo que el tipo ya no se quiso complicar en el último día.

Luego, tuvimos el refrigerio. Se lucieron porque nos dieron postre tres leches. Aunque hoy era un día de esos que yo quería una torta, pupusas o un desayuno típíco. Sin embargo, no me quejo. Era el último día de comida gratis y se valía todo.

Tras el dulce refrigerio, regresamos al aula para escuchar, de manera "puntual", las ponencias de los diferentes trabajos de final de ciclo. Ese episodio fue lo que motivó este post.
Las ponencias empezaron. Cabe recalcar que de los 50 participantes, cada uno disponía de cinco minutos para dar la idea central de su trabajo. El tipo hizo incapié en que todos fueramos "puntuales" en lo que diríamos. No obstante, la mayoría no parecía entenderlo.

La mara comenzó a dar unas exposiciones magistrales como si se tratara de una tesis. Algunos hasta habían hecho diapositivas al estilo "copy/paste", pues sólo habían pasado el trabajo completo a las láminas. Tal parecían una plasta de texto sin sentido y súper aburridas. Ni música tenían.

Las ponencias duraron dos horas y sólo pasaron 8 de los 50 que estabamos presentes. Las cifras hablan por sí solas. Imagínense mi emoción ante tal acontecimiento. Yo no logré pasar porque el tiempo se acabó. Mejor. No llevaba nada preparado. Si pasaba sólo hubieramos sido mi alma y yo frente al pleno.

Mientras todo eso sucedía, yo me inspiré para hacer un breve acróstico sobre la palabra PUNTUAL. Mis compañeros fueron la musa perfecta. A continuación se los dejo.

¡Qué lo disfruten!

PUNTUAL
¿Qué parte de esa palabra la mara no entiende?
Porque creen que la paja los hace ver eruditos.
Únicamente logran cansar y dormir a la mara.
Ni siquiera lo han leído, por lo que al darle vueltas creen decir más.
Tienen la idea, pero bien lejos y por eso nunca llegan a ella.
Unos leen y lee, pero igual no entienden.
Así mismo, caen en lo redundante y tedioso.
Lo mismo pasa con esta composición que en cada línea no dice nada nuevo.

1 comentario:

Victor dijo...

Pues felicidades por haber terminado el curso. Yo suelo divagar mucho en lo que digo, por intentar aclarar lo que quiero decir termino enredando más las cosas. ASí que bueno, a ver si logro la puntualidad necesaria, y si no a ser feliz con mi verborrea.

Saludos

Victor