miércoles, 7 de febrero de 2007

Me suele pasar...

Esta noche...
Quisiera tener alas para volar lejos de aquí.
Sentir como el viento juega con mi voluntad: la destroza, la crea; la insulta.
No me animo a mirar atrás.
Mis manos tocan la brisa fugaz.

Aquí...
El tiempo me asesina.
Tu ausencia me libera.
Eres tan lejano como el oráculo del desierto, que navega en el trasatlántico fantasma.
Besa mi sombra; besa tu muerte.

Amor...
Eres luz muerta.
Ángel herido que solloza dentro de una copa de cristal.
Ideas vagabundas que no tienen libertad.
Mariposas blancas de antaño; sigilosas, preciosas y ponzoñosas.

Figura, espectro, sombra...
Caballero despojado de armadura y valor.
Hunde tu rostro en esa luz de muerte. En la soledad que deja el olvido.
Llora y grita tu desgracia...sin embargo, déjame darte el último beso de espadas...

2 comentarios:

Mario Zetino dijo...

Me gusta el poema. Has estado trabajando.

Ernesto Bautista dijo...

Besos de espada, oraculos que navegan en transatlanticos fantasmas, ángeles en copas y besos de espadas.... te fumaste al chero. Que bárbara, no sabia tiraras esas imágenes, que escribieras así.