viernes, 26 de enero de 2007

Mañana de Enero

Se supone que debo estar en mi trabajo, pero en realidad estoy sentada aquí "en el mero corazón de Santa Ana", contemplando el movimiento citadino.
Gente y autos que se cruzan. Pasos y motores que se confunden, cortando la tranquilidad de una soleada mañana de Enero.

Se supone que miro el cielo. Sin embargo, al verlo no puedo evitar pensar que pronto cumpliré un año más; que en verdad, no sé por qué estoy aquí.
¿Por qué no tengo un perro?
¿Por qué las palomas inician su vuelo, describiendo elipsis en el cielo, para luego regresar siempre al mismo lugar?
¿Por qué siempre te tengo que recordar?

Se supone que espero. Trato con un afán ingenuo agotar todos los medios para no llegar a mi trabajo. Deseo retrasar todo lo que hoy debo hacer. Aún cuando no sé que es, de todas formas no lo quiero hacer.

Entre todo esto, descubro realmente donde estoy: Sí, es aquí.

Sí, estoy sentada en el mismo lugar.
Sí, aquel en donde alguna vez estuve contigo.
Aquí redescubro como aquella tarde de diciembre cambió mi vida; cambio mi tiempo.

Ahora ya es Enero, y aquí sentada te recuerdo, te extraño, te lloro y te pienso.

Yo no debo decirte que te quiero.

Aquí las almas pasan sin mirar. Cada cual llora o ríe su suerte, así como yo debería hacerlo.

Lo sé, nada es eterno. Nisiquiera esta soleada mañana de Enero.

1 comentario:

Ernesto Bautista dijo...

Es ironico, pero me gusta la manera en la que planteas las cosas. Segui asi. Tras la desobnuvilacion de tus ojos y tus palabras.