martes, 20 de enero de 2009

Votando a lo salvadoreño

Cinco y media de la mañana.
A pesar de que no había prisa por hacer nada, ya que todo el santo día sería de la mayor weba, a mi reloj biológico le vale.
Como en mi casa la actividad ya parece haber empezado, me levanto y me incorporo a los preparativos para el alegre viaje a las urnas.

A las siete cuarenta y cinco, salimos de la casa mi padre, mi madre y yo. Mi hermano se negó a votar porque dijo que nadie le había llegado al precio. Para él era más valioso dormir y esperar a que se trasnmitiera el partido del Real Madrid.

Como en teoría, las urnas las abrirían a las siete en punto, mi madre solicitó ser la primera que votara para luego desplazarnos a las otras urnas. Fue así como nos dirigimos al Complejo Deportivo INDES de Santa Ana, conocida como ex cancha El Modelo. Cuando llegamos ya había un buen número de personas esperando para emitir, patrióticamente, su sufragio. Nosotros nos quedamos a unos prudenciales 10 metros de la entrada. En el ambiente se notaba que eso no tendría un buen final.

Siete en punto.
Ni cerca de que se abriera el descolorido y antiquísimo portón de barandas.
La concurrencia que ya se hacía presente a esa alegre urna, acuñó la tardanza a la típica actitud de los salvadoreños. Por lo que pasados los primeros veinte minutos, la impaciencia no se hizo presente. Se había empezado a formar una ordenada fila frente a la entrada.

Siete y cuarenta.
La fila de personas ya casi le daba la vuelta a la manzana y aún no se veía nadie del Tribunal Supremo Electoral merodear la zona.
La gente empezó a murmurar y a buscar las zonas en donde hiciera más sombra.

Ocho en punto.
De la fila ya no existía nada. Toda la muchedumbre se había dispersado y conglomerado frente al coloquial portón para ejercer presión "psicológica" sobre las personas que custodiaban la entrada.
Fue ahí donde el alma salvadoreña se reveló:

Para los custodios: " A la gran p... por qué no abren"; "Ya nos vamos. Más lo que j.... para que uno venga a votar y no lo dejan"; "Hijos de la chingada, como ustedes son comprados por el Gobierno y no tienen nada que hacer, por eso nos tienen esperando"; C...... abrán ya la puerta c....."; "Por la gran p... yo no ni me harté por venir temprano, p......."; "Corruptos. Dejen de hacer trampa ahí adentro".

Para los representante de los partidos: "Ni m..... que crean que voy a votar por ustedes areneros p........"; "A los rojos me los c..."; "A que fregados vienen ustedes si nadie les vota ni m...."; "C...... mal nacidos, mejor deberían de abrirnos si quieren que de plano les demos un voto por lástima".

Para los Boy Scout: "Siempre listos...Siempre aguados"; "Si por venir a esta m..... ni les pagan"; "Estudien bichos, en vez de levantarse temprano y venir a huelerles el c... a estos majes".

Todas y cada una de ellas acompañadas de los respectivos chiflidos tan autóctonos e infaltables en cada ocasión que los ánimos se caldean. Luego de varios minutos de tensión, una unidad de policías se hizo presente para calmar los ánimos. Sin embargo, los tres policías se intimidaron con solo escuchar los chiflidos y las palabras tan emotivas con las que la multitud los saludó: "A los hijos del gobierno mandaron estos majes para que nos callen".

Lasurnas las abrieron a las ocho y cuarto.
Está de más decir que a penas el exótico portón se abrió, la gente salió agolpada como caballos de galope hacia dentro de las instalaciones.

Dentro del lugar, la gente de las mesas receptoras aún no se acababa de acomodar cuando ya tenían una cola de por lo menos 12 personas que esperaban emitir su derecho al voto.

A pesar de que el INDES es sumamente grande, el lugar parecía pequeño para la gran cantidad de personas que esperaban votar. Las urnas estaban unas demasiado cerca de las otras como para lograr que, el promedio de 390 personas que se habían ubicado por mesa, lograra votar con comodidad y tranquilidad.

Estaba en espera de que mi madre votara con tal orgullo cívico, cuando a mi lado derecho se pararon dos tipos con chalecos de un color ecologísta, que se desempeñaban como vigilantes. Entre los dos detuvieron a otra militante del mismo partido:

- Mire, ¿Dónde ponemos esto? (Hacían referencia al chaleco)
-¿Por qué? ¿Qué ya se van?
- No. Lo que pasa es que vamos a volver a votar y si nos ven con esto nos van a echar de ver.
- Ahhh. Entonces, dáselos a Joaquín. Él que se los guarde para mientras van y de ahí se los ponen para que nadie se los note.

Ante tal desfachatés, miré al tipo que estaba emitiendo tal ejemplificante y edificante charla con una cara de WTF! Él notó mi mirada inquisidora y comprendió que había cometido un gran UPS! Entonces se volteó y le dijo a su interlocutora y a su acompañante:

- Vámonos para allá. Aquí hay mucha gente.

En ese momento, la expresión de una de las tipas que estaba en la junta receptora de mi madre llamó mi atención:

- ¿Y cómo? No friegue. Yo no puedo hacer eso. A mí sólo me dijeron que aquí era de estar sentada.

La tipa se refería al método de búsqueda que se hace, por ley, del votante en un folder lleno de fotocopias del padrón electoral, dónde los datos se corroboran con el DUI.
Creo que la tipa se autodescubrió al decir entre líneas: "Yo nunca fui a las charlas de capacitación del TSE. A mí solo el dinero que den me interesa".

Mi madre tardó aproximadamente 10 minutos en votar.
La verdad, la tardanza fue más a nivel administrativo que por la mera indecisión de los votantes, como lo quiso hacer ver un periodista de un canal local en una transmisión vía microondas.

Ya en mi centro de votación y en el de mi padre, no ocurrió mayor eventualidad. Todo parecía color de rosa en comparación al INDES. Voté y me mancharon el dedo gordo.

Después de tan jolgorioso día, las ganas de emitir nuevamente mi sufragio, me dan en qué pensar. Ahora fueron sólo diputados y alcaldes. En marzo, presidente.
Será de ver.

1 comentario:

Cc¡ dijo...

Todo eso para votar? jajajaj que cosa :S