-¿Hay diferencia entre el abismo y el cielo?- preguntó la niña.
- La verdad no lo sé. Será cuestión de ver cuánto camina la garrapata de la ilusión en tu mente para descubrirlo- contesté.
- Yo creo que se ha estancado en alguna parte. A lo mejor saltó hacia otro cuerpo- refutó con rostro triste.
- Es extraño, pues aún me parece verla entre esos dos ojitos. ¡Sí! ¡Mira ahí está! Aún la tienes en tu frente- exclamé. Pero si sigues llorando, las lágrimas la arrastrarán hacia otro lugar donde nunca más la volverás a ver- le dije.
Sin mediar más palabras, su llanto cesó y volvió a dormir.
martes, 18 de septiembre de 2007
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