martes, 31 de julio de 2007

Entrevista con Wendy Aparicio

Bueno, hoy 31 de julio se celebra el día el periodista aquí en nuestro país. Por lo tanto creo que es justo y necesario que publique algo relacionado, tanto con mi carrera como con mi persona.

No perderé tiempo en enaltecer la "noble, ardúa y arriesgada" labor que día a día, muchos de los periodistas realizan. Al contrario, creo que la mejor manera de celebrarla es aplicándome un género periodístico a mi misma: La entrevista.

Para bagaje general, debo aclarar cuales son las preguntas básicas que rigen a cualquier periodista: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cúando? ¿Quién/Quiénes? ¿Dónde? y ¿Por qué?; claro está, sin importar el orden.

Comencemos.

¿Quién soy?

Bueno, muchos dicen que soy una Mariposa Vanidosa y Judía que anda errante por la vida.

Alguotros dicen que soy simplemente, Wanda.

Los más atrevidos se arriesgan a decirme Wen, Wen-Wen, Wendo o cualquier diminutivo o interjección que se asemeje a mi nombre real.

Por mi parte, cualquiera de esos nombres se me acomoda y me gusta. Todo me queda a la perfección.

Sí, puede que suene bastante egocentrista, casi rayando el narcisismo, pero soy así.
Adolezco de una autoestima demasiado vanidosa y elevada.
Eso aunado a mis padecimientos normales de neurosis, delirios de persecución, ser paranoica y tener momentos de esquizofrenia.
Sin olvidar mis tan notables y peculiares lapsus-pensantus-pendejus.

Eso no impide que me den rasgos de depresión y pensamientos suicidas de vez en cuando.
Suelen ser muy breves; pero bastante dañinos.

¿Qué puedo decir de mí?

Decir de mí... ¿Qué puedo decir de mí?

Tal vez no pueda decir mucho o incluso, puede que tenga mucho que decir y me quede corta en cuanto a la descripción.

Sólo sé que estoy en proceso de convertirme en periodista. Curso cuarto año de la licenciatura en Periodismo y Comunicación Audiovisual y tengo seis meses de estar laborando en la redacción de El Diario de Hoy, en Santa Ana.

¿Cómo es que estoy metida en eso?

Jajaja, interesante...

Para ser sincera, el ser periodista o comunicadora no figuraba en mis planes de profesional.

En lo personal, a finales de segundo año, yo no tenía ninguna carrera perfilada. Me debatía entre medicina, administración y alguna ingeniería.

Un día de tantos, de esos en los cuales me ganaba la melancolía, mis compañeras me dieron una luz de lo que podía estudiar: Letras, ya que argumentaban que por mi capacidad y destreza para la redacción, se me haría muy fácil.

La idea, de entrada, me pareció fabulosa; pero limitada, pues yo quería más que eso.

Posteriormente, una tía me comentó que la carrera de comunicaciones se abriría en la Universidad Católica de Occidente, (UNICO), y fue así como decidí meterme al rollo periodístico.

¿Cúando empezó toda esa onda?

Comenzó allá por 2004. Sí... lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Es más, para mí no ha pasado mucho tiempo desde el momento en que puse un pie en la universidad.

Sin embargo, es realmente increíble como pasa el tiempo. Ya sólo me faltan, prácticamente un año y medio para enfrentarme de lleno al mundo de los adultos. (Parafraseando a M.Z.)

¿Dónde me veo como profesional?

Sencillo. Trás un escritorio súper plantoso, redactando y dándo órdenes a diestra y siniestra.
Eso sin duda alguna, contrasta graciosamente con lo que la gran mayoría de las personas me dicen cada vez que comento lo que estudio: " Para Noticias 4 Visión..."

¡No! Eso, creo que muchos lo saben, sería mi muerte.
Aunque en dado caso, por cuestiones del destino llegara a estar en cuatro visión, júrenlo que no sería el mismo cuatro visión que conocen.
Yo lo convertiría en un verdadero noticiero, no en una mofa.

Yo quiero hacer algo grande, porque soy alguien que puede dejar su huella en el mundo.
No pienso morirme aquí. Viajaré por el mundo, conoceré gente y cambiaré todo aquello que es convencioonal dentro de la sociedad. Lo haré.
Confío en Dios que lo lograré.

Suena utópico, yo lo sé; pero, que puedo hacer.
Me gusta soñar en grande y retar al mundo.
No me gustan las cosas comunes ni convencionales.
Para gente común, cosas comunes.
Yo no soy común. Por tanto, las cosas comunes no van conmigo.

Adoro las cosas extrañas que desafían mi intelecto.
Entre más extraño, más me atrae.
Si algo es raro y único en su especie, debe ser para mí.

¿Por qué periodismo?

Esta sin duda es la pregunta más difícil de responder.
Es una pregunta que abarca todo, tanto mi carrera como mi persona.
Podría decirse que es el meollo de este post.

Me encanta mi carrera. Me apasiona y la disfruto al máximo.
Para nada padezco del síndrome de la página en blanco, porque me fascina redactar.
Podría escribir horas, horas y horas, incluso las paredes serían mi pergamino, de no tener papel.

Es indescriptible la sensación de tener una página en blanco frente a ti, y al mismo tiempo sostener un lápiz o lapicero entre tus dedos.
La capacidad de crear, imaginar y deleitar con las palabras es impresionante.
Quién no escribe con el corazón, no sabe de lo que se pierde.

Pero no todo es color de rosa.
En este mundo, todo es para ayer.
El pasado, el presente y el futuro se conjugan en uno solo.
Quizás por eso, es que los periodistas somos quienes más perdemos en todo esto.

Ser periodista es estar destinada a la soledad.
La rutina, los hechos, los horarios de entrega y entrevistas dominan tu tiempo y espacio.
No hay tiempo para los amigos, ni para el amor.

Sonará pesimista, pero es la realidad.
Cuando se es periodista todo tu ser se transforma:
Debes tener sentimientos de hierro para no llorar.
Debes ser sutil e ingeniosa para seducir hasta al más perverso, sin que se dé cuenta.
Tener ternura y tacto para conocer el dolor ajeno.
Imaginación plantada en tierra para redactar sin aburrir ni engañar.
Esconder lo que se siente para sentir por los demás.

Este último, creo ha sido mi error.

Si vivir conmigo, ya de por sí no es fácil; a eso súmenle que mi instinto periodístico se encuentra a flor de piel, los 365 días del año.
De ahí que todos mis intentos de relación fracasen desde un inicio.

Suelo ser inquisidora, acosadora, preguntona, metida y bastante quisquillosa; lo acepto.
Es uno de mis tantos defectos.

No es excusa, pero es la verdad.

Suelo creer que todos ven las cosas como yo las veo; y por eso, casi siempre termino como termino.
Algunas veces acierto; otras, duelen mucho los errores.

Es por eso que creo que debo las disculpas del caso a muchas personas, que de alguna u otra manera siempre se ven afectadas por mis psicosis. Entre ellas Mario, David, Ernesto y Juan Manuel, quiénes han estado más cerca de mí de lo que nadie- en su sano juicio- se atrevería; y conocen de primera mano lo que es convivir con una periodista loca, que aparte de eso se cree una Mariposa Judía cambia-utopías.

En fin.
No soy alguien normal.
No soy una periodista normal, ni nunca lo seré.
Es por eso que la profesión corre un serio peligro en mis manos.
¿O será al revés?

Sin embargo, me siento bien con lo que soy y lo que tengo.
Lucho por lo que quiero y por lo que aún no he soñado ni se ha inventado.
Es todo.

Si a alguien lastimo, no es en afán de ser pretensiosa o déspota.
Sólo intento alcanzar mis sueños y tener algo mejor que ofrecer al mundo para vivir siempre con ilusión.

1 comentario:

Manuel Bolaños dijo...

Yeah! Esa es la mariposa que me agrada, seguí adelante, no se te olvide que nos vamos a ver en -quien sabe donde- menos aqui en este país, algún día. (ojalá todavía te acordés de mi) Suerte, toda la vida, y si es que acaso llegas a parar a 4 vision, por favor, revolucionalo!!! te lo encargo! ;)