Voy a dejar mis alas errantes quemarse hasta el final.
Daré un último vuelo por los valles mil veces explorados,
hasta que las luces mudas del sol se apaguen.
Y dejen a la vista un esqueleto sin fuerzas, pero con el corazón rebozante de alegrías y suspiros, que no reprocharán al viento nada que no se haya visto, dicho, hecho o soñado.
A pesar de que el olvido y la lejanía sean la dulce sentencia...
Para que al final, el epitafio diga:
"Aquí ya hace un esqueleto de mariposa errante que buscó la luz fantasma de la vida".
miércoles, 27 de junio de 2007
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2 comentarios:
Suerte...que las rosas y el destino estén de tu lado...siempre
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