jueves, 4 de diciembre de 2008

Las PS 4ever

Anoche estaba recordando lo irreverentes que son mis mejores amigas.
Recuerdo la ocasión en que, por motivo de mi cumpleaños, me invitaron a comer a un estableciemiento de comida gourmet.

(De ante mano destaco que ellas jamás han sido del tipo de personas con un paladar sensible ni elevado. Yo tampoco lo soy, pero por cuestiones de la vida me ha tocado domar mi paladar).

Ese día entramos al restaurante, claro está, nos ubicó un mesero en una pequeña terraza. Teníamos una muy buena vista y el ambiente estaba acogedor, perfecto para departir entre amigas de una manera elegante y que nos ayudara a seguir la correcta etiqueta.

(Debido a que quiero salvaguardar identidades, sólo colocaré la inicial de los nombres)

A penas si me estaba acomodando en mi asiento cuando B observando la carta dijo "Aquí sólo nombres raros tiene el pollo". Seguidamente, V dijo "Si yo sé. yo por eso mejor no lo leo. Voy a esperar a que ustedes pidan y lo mismo pido yo".
La risa fue colectiva, mientras E se puso seria y dijo "¡Ay, no niñas! Si estamos aquí es porque ya es hora de que se nos quite lo guillas. Además, todas quedamos que ibamos a venir por el cumpleaños de W". A su vez J y C asentaron con la cabeza y solo se limitaron a decir "Sí, porque que verguenza que nos vengan a sacar de aquí por no saber comer. Usted pida W, que nosotros a vos te seguimos"

(El uso combinado del voceo y del usted es común entre J y C para conmigo)

Mientras ellas debatían, abrí la carta y empecé a leer el menú. Cuando encontré algo que parecía muy apetitoso y no muy elevado en cuanto a costo, bajé la carta de mi vista para dirigirme hacia mis amigas...

¡Sorpresa!

Mis amigas se habían levantado una por una, sin hacer ruido, y se habían ido saliendo del establecimiento. Al parecer, la idea de comer ahí sin hacer relajo alguno les aterró y decidieron sutilmente escabullirse.

Al ver esto, no pude evitar poner una cara de WTF!, sonrojarme; fingir que mi celular tenía mala recepción y salirme del lugar.

Al final, terminamos en PH comiendo un combo mega super hiper familiar tri atorador. La fiesta terminó hasta que el mesero llegó por quinta vez a preguntar si no queriamos ordenar algo más.

Sin embargo, con respecto al hecho vergonzoso, hasta el día de ahora no lo he superado.
He vuelto al restaurante 4 veces más con otras personas; pero siempre me toca por alguna razón extraña el mismo mesero.

Que puedo decir, así son mis amigas.
No posteo una foto porque no tengo una reciente.
Además, no tengo photoshop para hacer un collage todo irreverente, que refleje en esencia lo que esas loquitas significan para mí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yikes! q mal q siempre te toca el mismo mesero!!!aunke tienes suerte q tus amigas no hicieron relajo, las mias son todo un caso....asi q ya perdí la pena (y el caché) cuando salgo con ellas!!
btw, me gusto tu blog!!!