Hoy he muerto en tus pensamientos.
He visto nuevamente mi rostro desecho por la tristeza.
Vuelve aquella niña que llora y cree.
Veo el amanecer de nuestra tierra congelada de olvido.
Siempre he de volver.
Cada día, cada instante, cada camino de polen.
Eres tú mi destino.
Nadie me eligio; yo no te elegí.
Así, sin caricias, sin besos y sin cuerpos sensibles
volvemos a vernos y tenernos.
Sé que no es excusa,
ni menos es un simple deseo.
Eres eso que no quieres ser.
Eres, Él.
viernes, 16 de marzo de 2007
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